Fernando Rojas Moreno, 8/05/2015
A pesar de no haber una reglamentación y estar vetados en el país por normas de bioseguridad, el uso de transgénicos se filtró en cultivos de maíz, algodón y papa, tal como sucedió con la soya, en tierras productivas de Santa Cruz y Cochabamba.
En zonas productoras del grano amarillo y la ‘pelusa blanca’ en Santa Cruz, más de un productor, que prefirió no ser identificado por temor a represalias, expresó que la producción con esta tecnología, en el caso del maíz, data de unos cinco años y, del algodón, un poco más.
Dieron cuenta de que han camuflado los transgénicos en sembradíos donde hay diseminadas semillas convencionales.
De las ventajas obtenidas con esta tecnología indicaron que redujeron sus costos de producción por menos gastos en agroquímicos para evitar plagas y han alcanzado mayor rendimiento por hectárea.
Desde el ámbito institucional la dirigencia de los maiceros y los algodoneros se mostró más cauta al señalar que no hay pruebas contundentes, pero que es probable que el ingreso de semillas no certificadas se haya camuflado en la producción.
La Asociación de Productores de Maíz y Sorgo (Promasor) ve con preocupación el hecho de que la producción y oferta de semillas certificadas no haya crecido y que el volumen producido haya aumentado, lo que hace pensar en el uso de semillas no validadas en el país y que posiblemente sean transgénicas.
Frente a la duda de uso inadecuado de dichas semillas, Promasor recomienda a las instancias correspondientes activar urgentemente el Comité de Biotecnología sugerido en la cumbre Sembrando Bolivia para que regule dicha tecnología.
Por su parte, la Federación de Productores de Algodón (Fedepa) cree que en Santa Cruz es posible que algunos productores estén sembrando transgénicos, aunque esperan que se regule el uso de esta tecnología para expandir la producción.
Para el productor y exdirigente del sector oleaginoso, Demetrio Pérez, la biotecnología no solo está presente en la soya, ahora incursionó, camuflada, en sembradíos de maíz y algodón.
Calcula que de las 90.000 hectáreas sembradas de maíz en la región 30.000 hectáreas son transgénicas. Apuntó que el evento filtrado en el maíz es conocido como ‘betito’ y es resistente al glifosato y al gusano cogollero. Cree que ingresa por contrabando desde Argentina.
Del algodón, Pérez dijo que casi la totalidad del área cultivada en el oriente se produce con semillas no certificadas.
En el caso de Cochabamba, según la Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos, una variedad de semilla no certificada resistente a la sequía procedente de Perú se produce en dos municipios.
En ese marco, dicha organización el 24 y 25 de este mes llevará a cabo una cumbre productiva para analizar este tema y definir una política para cultivar con semillas nativas.
Desde la Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Tarija y organizaciones productivas de Chuquisaca indicaron que en estos distritos no se conocen casos de producción con semillas transgénicas.
Están a favor de la agricultura ecológica y orgánica.
Iniaf advierte sanciones
Desde el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (Iniaf) Santa Cruz, el responsable Rolando Cuéllar, indicó que se hizo una investigación en zonas productoras de maíz y no se obtuvo pruebas contundentes.
Señaló que el Iniaf ejerce controles rutinarios de comercio de semillas certificadas en casas comerciales y verifica el flujo en los retenes de cobro de peaje en Saavedra, Río Seco, Puerto Paila y Los Troncos.
Cuéllar advirtió que los productores que sean sorprendidos traficando semillas no certificadas serán sancionados con el decomiso de la mercancía y una multa pecuniaria
Respecto al algodón, Cuellar señaló que el Iniaf no certifica semillas de la ‘pelusa blanca’, por lo que se presume que ingresan de países vecinos.
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