"Evo y el revés a la Madre Tierra"


 (EL DIA, 31 de marzo)

Según políticos y analistas, el afán desarrollista de Evo Morales pudo más que la defensa y respeto de la Pachamama. Para otros, solo se quitó la máscara y así dar continuidad con el extractivismo, contrario a su posición ideológica.  

En 13 años de gobierno de Evo Morales, la reciente aprobación del uso pleno de la semilla transgénica HB4 resistente a la sequía, exclusivamente en la producción de soya para producir biodiesel, según analistas, fue el giro de 180 grados que contradice de plano su larga postura en la defensa de la Madre Tierra (Pachamama) y respeto al medio ambiente, instrumento discursivo en foros y eventos internacionales. Otros fundamentan, sin embargo la línea "desarrollista", contraria a una posición progresista fue adoptada a partir de 2010 e instrumentada de manera notoria en esa ruptura con los pueblos indígenas del TIPNIS, el 2011.

Discursos contradictorios

 "Este es un elemento más que nos prueba la pérdida de horizonte y de línea de parte de nuestro gobierno, a partir del 2010, de manera que a estas alturas todas las medidas son contrarias al respeto de la Madre Tierra", enfatiza Rafael Puente, político y ex viceministro de gobierno de los primeros cuatro años del periodo Morales. 

Para unos, en este caso el referido a los sectores productivos y económicos, esa decisión final del presidente Morales, significa por fin una apertura a las inversiones, mejora de la productividad y las exportaciones, para así atraer divisas para el país.  

En cambio, la crítica apunta a que el gobierno de Evo Morales, hoy más que nunca enfatiza su política extractivista marcada a partir del 2010 con la implementación de la Constitución Política del Estado, pero restándole toda institucionalidad posible a esos principios. En esa línea, se introdujo leyes de explotación y exploración hidrocarburífera, proyectos hidroeléctricos en parques nacionales y áreas protegidas y ahora cierra con la apertura plena a la biotecnología, yendo en contra de su postura discursiva y sobre todo en contra de las leyes vigentes. 

"Es que los bolivianos no podemos seguir pisoteando una norma que nosotros mismos hemos aprobado como es la Constitución. Y el gobierno, independientemente sean los transgénicos, toma una postura seria, sino apegada a un criterio solo electoral, nada sostenible y menos sustentable, ", precisó Katzumi Bani, agricultor y exalcalde del municipio de San Juan de Yapacaní. Una postura que cambia desde el 2010. 

Para la politóloga y diputada de la oposición, Jimena Costa, la política gubernamental de la defensa de la Pachamama (Madre Tierra) y el medio ambiente, no es otra que una máscara discursiva muy bien estructurada y elaborada que permitió a Evo Morales un posicionamiento político e ideológico no solo a nivel nacional sin en los escenarios internacionales. 

Además menciona que el discurso indigenista, ambientalista, pachamamista de los primeros años fue gradualmente abandonado a partir de su segundo mandato (2010). Y en este tercer mandato a partir del 22 de enero de 2015, enfatiza Costas, ya no les importa cuidar las máscaras, por lo que el gobierno del MAS, ha volcado sistemáticamente sus acciones con el "irrespeto a la Constitución" y las posteriores leyes como de la Coca, la explotación hidrocarburífera en áreas protegidas, la ley del etanol y esta apertura hacia los transgénicos, con el solo argumento de producir biodiesel. 

 "Se pone en evidencia que no solamente es un gobierno tremendamente rentistas, basado en un modelo extractivista pero a ultranzas, sino que no existe ningún compromiso con la defensa de los derechos humanos, más allá de los temas ambientales", precisa Costas. 

Francesco Zaratti hace un análisis, en el giro político y económico del gobierno, basado en un contexto sociopolítico y económico referente a la caída de la bonanza a partir del 2014. Para ello, encuentra explicación en dos aspectos, al que denomina 'motivaciones'. La primera tiene que ver con el déficit de producción que hace que las importaciones crecen más como efecto de un consumo creciente. La segunda motivación tiene que ver con la pérdida de competitividad y de mercado de exportación para la soya. Más aún cuando el mercado de la CAN (Comunidad Andina de Naciones) facilitaba aranceles preferenciales para la soya y el aceite crudo, pero eso se acabó. Además, el experto observa que la decisión de liberar la semilla transgénica solo para producir biodiesel es una conversión ideológica vergonzosa, dado que de mantener una férrea oposición, hoy se ha convertido en un entusiasta con esa decisión. 

"No se puede admitir que la producción transgénica es buena solo para producir biodiesel y malo para la alimentación. Eso es ridículo, cómo se puede distinguir una soya de la otra. Es una combinación vergonzosa, parte de la impostura y las máscaras de este gobierno", señaló. 

Puente, retrospectivamente entiende, que los cambios registrados en el proceso mismo de la elaboración del texto constitucional entre el 2007 y 2009, en el tema de los transgénicos, se redactó artículos prohibiendo por un lado y por otro lado admitiendo la biotecnología, mientras el daño no tenga que ver con la salud y el medio ambiente. "Eso muestra una gran contradicción que luego nos damos cuenta, por dónde venía todo lo que estamos viendo hoy. Ahora nos dicen que el daño no es más que para los que consumen, cuando el daño es para la tierra y el medio ambiente. Lamentablemente, el gobierno que tanto enarbola la defensa de la Madre Tierra, en los hechos muestra un desprecio permanente por la naturaleza y el medio ambiente", argumenta como preocupante. 

El giro ideológico afincado en la derecha. 

El hecho de abrazar la línea fríamente desarrollistas en lugar de una postura 'progresista' de verdadera transformación social, económica y política, es al menos por hoy una postura que no cambiará en el gobierno de Evo Morales, por ahora hasta el final de su mandato el 22 de enero de 2020, menciona Gaya Makarán, socióloga e investigadora del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la Universidad Autónoma de México (UNAM). "Yo no llamaría de izquierda (a Evo Morales), hace mucho que no lo es. 

Silvia Cusicanqui (Socióloga boliviana) dice que es de derecha, yo creo que es un caudillo populista que se afincó con sus acciones y políticas gubernamentales con la derecha", define Makarán, en una entrevista hecha pública por El Día. En una retrospectiva a los 13 años de gobierno, Morales, tuvo la dicha de contar una extraordinaria bonanza económica, como fruto de los buenos precios de las materias, definida por la socióloga argentina, Maristella Svampa, como el "consenso de las commodities". "Lo que queda claro es que los gobiernos adoptaron el lenguaje, las ventajas comparativas y apostaron por el boom de las commodities, intensificaron los proyectos extractivos orientados a la exportación", en otra entrevista con El Día. 

Makarán, remarca que la bonanza económica por casi diez años, le permitió decir al gobierno de Evo Morales el 2010, en el inicio de su segundo mandato que una vez aprobada la constitución, "hasta aquí llegamos y ahora debemos gobernar". "Es que el consenso de commodities que vivió todo el continente, le favoreció tener un crecimiento económico, mayores ingresos y sobre todo  legitimidad al gobierno de Morales. Una legitimidad simbólica del Evo “hermano” haciendo escuelas, carreteras, hospitales, en fin", apunta. 

En el momento sociopolítico actual. 

Tomando como parámetro, la actual coyuntura electoral y su tozuda posición de repostularse por un cuarto periodo, la situación se torna imparable en el devenir inmediato del MAS y el liderazgo de Evo Morales. 

El desconocer sistemáticamente los que fue el mandato del 21 de febrero de 2016, cuyo veredicto del pueblo en referéndum le dijo no a más reelección presidencial, marcan la línea de un caudillo que soslaya el discurso "pachamamista" y defensor del medio ambiente y abraza el péndulo de la derecha, con el único afán de ganar adeptos y capitalizar el voto con medidas condescendientes, así sean contrarios a lo que discursivamente enarbola.

 "Ahora, reitero no les importa cuidar las máscaras. El MAS de estar vinculado a sectores estratégicos como los pueblos indígenas, campesino, los sin tierra, sindicatos fabriles, obreros, en fin, fueron sistemáticamente sustituidos por movimientos corporativos como las Bartolinas, los cocaleros, los mal llamados multiculturales. A eso se suma su vuelco hacia una alianza con la oligarquía vinculada al poder económico sobre todo del oriente boliviano", enfatiza Costa

Puente, sin embargo, califica la postura actual como un extravío político e ideológico del MAS y el gobierno de Morales en su vinculación con los agropecuarios del oriente boliviano, en un 'falso' concepto del desarrollo del país. "Hay una contradicción ideológica y política flagrante, además de los intereses políticos y económicos que están por medio. 

Todo esto que se viene produciendo, en ciertos términos es aprovechado por el gobierno: ganar apoyo electoral, lo cual solo refleja un fortalecimiento de una línea adoptada por el MAS desde el 2010", enfatiza. 

Evo el líder que define las políticas a seguir

Para un gobierno que, con su ascenso al poder el 22 de enero de 2006 suscitó toda una efervescencia social y política en el imaginario popular, como una esperanza progresista de transformación social, hoy según los propios analistas, es difícil creer que la línea de acción político-administrativa adoptada fuese la misma que sus antecesores del periodo neoliberal. 

 "La acción del gobierno de Evo Morales de hoy, ciertamente tiene que ver con posturas que se aceleran, se hacen más visibles, pero más en un contexto electoral. Sin embargo, en lo que no debe perderse de vista, es que este gobierno no es que haya cambiado de postura en los últimos días, sino forma parte de una situación estructural de política económica que este gobierno, sencillamente, le ha dado continuidad y no ha intentado siquiera cambiar", precisa Óscar Campanini, Director del Centro de Documentación e Información Bolivia(CEDIB). 

Con pies bien puestos

Según la politóloga y diputada Jimena Costa, a estas alturas de 13 años continuos en el poder de Evo Morales, es ingenuo pensar que las políticas que adopta el gobierno son improvisadas. Al contrario, sostiene la asambleísta, que todo pasa por las decisiones del presidente Evo Morales que tiene la 'sartén por el mango'. "El presidente no es ninguna marioneta. Quienes crean que están engañando al presidente no tienen idea de lo que pasa ahí adentro. Los demás no existen sin Evo. Eso de decir que lo están engañando, es un mito". 

Además, la analista, menciona que esa cúpula está bajo la decisión plena del presidente Evo Morales, donde su liderazgo no está en duda y él no cede un milímetro de sus decisiones. Ellos están decididos absolutamente a todo, para quedarse y seguir beneficiándose del poder para capitalizar el manejo económico", finaliza. 

Miguel A. Crespo Director de Probioma:

'Es la continuidad de un gobierno que tuvo la oportunidad de cambiar'. 

"El gobierno de Evo Morales, en realidad no cambió de postura con referencia a los sectores productivos del agronegocio. Las negociaciones llevadas a cabo en la Asamblea Constituyente, la política referida a la concentración de tierras en manos de las empresas agroindustriales, el descalabro intencional con referencia al TCP-ALBA que pudo permitir exportar soya 'no transgénica' a los países de dicho bloque, son entre otras las acciones que de su política gubernamental. 

Todo ese perfil extractivista se complementa con la falta de una política de fomento a la producción ecológica y diversificada para la alimentación de los bolivianos como base de una verdadera seguridad y soberanía alimentaria. 

Asimismo, se suma el aporte del 1% del TGN a la actividad destinada a la investigación e innovación del INIAF, la ley de semillas que criminaliza la producción artesanal, la importación y certificación de semillas que en más del 40% es semilla de soya, la falta de fomento a las innovaciones tecnológicas relacionadas con el control biológico de plagas que son desarrolladas en el país, el poco control al contrabando de agrotóxicos prohibidos internacionalmente. 

En contrapartida nos encontramos con la promoción de la deforestación acelerada para " compensar" el inadecuado manejo de la agricultura nacional que está en una fase de desastre y el no haber tomado medidas para evitar el crecimiento de la soya transgénica aprobada durante el gobierno de Carlos Mesa. 

Todos esos hecho, que forman parte de una abierta política, contrario al respeto de la Madre Tierra, de defensa de la naturaleza y fortalecimiento de los derechos indígenas, demuestran que el discurso efusivo y tan profundamente ideológico en los foros internacionales eran y son contrario a la realidad. 

En los hechos, el gobierno se subordinó a la agenda del agronegocio desde un principio y que no es una agenda nacional, sino una agenda de las empresas transnacionales. Vemos entonces que estas últimas medidas responden a esa línea marcada de modelo económico central y presidencialista del gobierno, pero coyunturalmente más a un objetivo electoral para ganar a un sector que aunque no es afín ideológicamente con el gobierno, pero sí ha hecho buenos negocios durante los 13 años de gestión del gobierno. 

Es más, seguramente las tierras otorgadas a los interculturales (campesinos anteriormente denominados colonizadores), en la Chiquitania serán desmontadas para la producción de la soya transgénica. 

El acuerdo es claro: llevamos gente a la Chiquitania para ganar votos y ustedes (el agronegocio) nos garantizan que les harán producir transgénicos para el agrocombustible. Ambos ( gobierno y agronegocio) ganamos. 

Esa es la lógica que explica y que engloba todas esas acciones, donde los únicos que pierden son los 11 millones de bolivianos y cientos de miles de bosques destruidos.

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