Esta nota fue publicada en junio de 2011 por el investigador en biología molecular- Roger Carvajal Saravia - ante la solicitud de algunos productores de Santa Cruz para que se
autorice la introducción y siembra de maíz
transgénico, bajo el argumento de un mejor rendimiento que permita cubrir
la demanda actual que, según ellos, no se cubrirían con las variedades
convencionales.
Durante
más de 7 años el AgroNegocio intentó legalizar sus prácticas ilegales
(violando la CPE y otras 10 leyes y decretos) de importación y
manipulación de maiz transgénico.
Hoy -septiembre de 2018-
empresarios de ANAPO y CAO, ligados a empresas de semillas transgenicas y
de agrotóxicos (glifosato), con el respaldo de seudodirigentes de pequeños productores del "Bloque de Oriente" buscan la legalidad, con el respaldo de discursos oficialistas y "cientificos" no solo
desgastados, sino engañosos.
Vale la pena volver a leer este trabajo científico con el fin de seguir firmes en DEFENSA DEL MAIZ NATIVO.
¿Qué son los productos transgénicos?
Indudablemente, la transgénesis es un procedimiento biotecnológico que ha representado un importante avance en la obtención de recursos biológicos especialmente para la salud humana.
Tal es el caso de la producción de insulina
y de citoquinas en bacterias o de anticuerpos en habas. En estos casos se
insertan genes que provienen de células humanas –células b de páncreas o linfocitos, en
los casos mencionados- en células de otras especies con alta capacidad de
reproducción y producción (habitualmente bacterias muy estudiadas como E. coli).
Las proteínas generadas son
purificadas y su estructura es estrictamente idéntica a la humana, de modo que
su administración no incorpora ningún riesgo para la salud; por el contrario,
resuelve problemas vinculados a la dificultad de obtener estos agentes
biológicos por otros medios.
En el caso de los alimentos llamados transgénicos,
el panorama es diferente: se incorporan genes
de otras especies en las especies de consumo alimentario, tal es el caso
del gen Bt de una bacteria (Bacillus turingiensis) que codifica para
una toxina (C RAI-1) que mata a los insectos; esta toxina está presente en el
alimento y cuando éste es atacado por el insecto, en sus diferentes fases
evolutivas, se producen daños severos en su intestino. Este en el caso del maíz ( Maíz Bt) planta
transgénica resistente al ataque de las larvas de los dípteros.
El otro caso relevante es el de las variedades de soya o maíz en las
que se incorpora un gen que las hace
resistentes a un herbicida (glifosato). Este gen también proviene de una
bacteria y codifica para una enzima (Shikimato-sintasa) que sustituye a la
original de la planta y no interactúa con el herbicida, a diferencia de la
enzima natural que si lo hace y, como consecuencia, se altera por completo el
metabolismo de la planta.
Al aplicar el glifosato a las plantas “normales”
todas mueren excepto la variedad transgénica que ahora es resistente al
glifosato. Como efecto de este hecho se reduce el empleo de mano de obra para
el deshierbado dentro la siembra y cosecha de soya o maíz.
Ambos productos –la
semilla de la variedad transgénica y el herbicida- son provistos por la misma
empresa. En resumen, los alimentos transgénicos sintetizan moléculas que son ajenas tanto a la especie productora del
alimento como a la especie que lo consume. Estas moléculas están mezcladas con
el conjunto de los componentes de dichos alimentos y así se ingieren.
Asimismo,
no es posible saber si el gen incorporado sólo produce estas moléculas (la
toxina y la enzima bacteriana, en los ejemplos tratados) ya que tampoco se
pueden excluir la posibilidad de “lecturas desplazadas” de la nueva secuencia
de nucleótidos del ADN del gen incorporado o de la secuencia complementaria, lectura
que pueda dar origen a otras proteínas no conocidas –no naturales- con efecto
desconocido.
Como esto último es solo una
posibilidad, su demostración requiere
estudios probabilísticos muy extendidos y profundos que aún no se han dado.
Efectos sobre la Salud
La posibilidad de que los alimentos transgénicos afecten a la salud de
los consumidores, es algo que preocupa a propios y extraños, precisamente por su
composición que incluye moléculas extrañas a los alimentos y que, por tanto, son ajenas al proceso de
co-evolución que ha mediado nuestra relación con las especies que cumplen el
papel de alimentos en la naturaleza.
Para los fabricantes, las evidencias de que estos productos sean
tóxicos en la población consumidora no existen. Pero hay que recordar que no es
lo mismo ausencia de evidencia que evidencia de ausencia. Es decir no
existen estudios independientes que demuestren que los productos transgénicos
sean inocuos; los pocos reportes sobre su inocuidad en realidad discuten el
hecho de no existir reportes de daño en los consumidores.
Esto, de manera obvia
no será posible, ya que para demostrar daño en algún órgano y asociarlo al
consumo de estos alimentos, se requieren extensos estudios estadísticos que
disocien las causas de dichas afectaciones, ya que las diferentes patologías
pueden ser iguales ante diferentes causas.
Sin embargo, en el caso del maíz, concretamente del maíz Star link (que
alguna vez fue parte de una donación norteamericana), que incorpora la toxina
Cry9C, fue conocido el rechazo que hizo la FDA (Food and Drug Agency) de los
EEUU para consumo humano por sus efectos alergénicos y de afectación
intestinal -que, como toda alergia, no
se presenta en todos, como corresponde a
un hecho probabilístico que depende del sujeto y sus circunstancias
biológicas- lo que determinó que este producto fuera recogido del mercado en los EEUU (1).
Parece importante
hacer notar que las investigaciones que muestran inocuidad de los alimentos
transgénicos están hechas en laboratorios de las propias empresas productoras
(2)(3),o en laboratorios contratados por las mismas; ésto siempre ha generado
suspicacias en los consumidores, en las organizaciones de productores agrícolas
y en algunos gobiernos.
Tal es así que una Corte alemana obligó a Monsanto,
empresa que fabrica semillas transgénicas y glifosato a mostrar sus datos
crudos de la investigación llevada a cabo en sus laboratorios, para mostrar la
inocuidad del maíz transgénico en ratas.
Un grupo independiente de científicos re-examinó
dichos datos y aplicó procedimientos estadísticos apropiados, tras lo cual pudo
evidenciarse –a diferencia de la que publicó la empresa- que existieron efectos
hepato y nefrotóxicos así como cambios drásticos en la química sanguínea
(triglicéridos) y en la excreción renal
(4) en las ratas que consumieron productos transgénicos.
En otras palabras, en
sus propias investigaciones se observó toxicidad del maíz transgénico, información
que no fue difundida por la empresa. Recientemente, otras investigaciones
experimentales en animales realizadas en diversos laboratorios han mostrado
diversos grados de afectación en diferentes órganos y sistemas (5).
Asimismo,
se demostró en modelos experimentales que existen alteraciones en la respuesta
inmune en animales de edad avanzada y emaciados que consumieron maíz
transgénico (6); efectos similares aunque menos ostensibles fueron encontrados
en animales jóvenes (7). Trastornos en la capacidad reproductiva de animales
que consumieron estos productos también fueron reportados en estudios llevados
a cabo en laboratorios austriacos (8).
Lo que no ha podido detectarse es la
existencia de una mayor potencia alergénica de la soya transgénica en estudios
clínicos(9)(10), no obstante que a nivel experimental se detectó la capacidad
de la soya transgénica de inducir respuestas inmunes mediadas por IgE,
anticuerpo propio de las respuestas contra sustancias alergénicas(11).
Por su parte, los datos sobre inocuidad del glifosato (el herbicida)
han sido obtenidos por laboratorios contratados por las empresas productoras
del herbicida.
Sin embargo, estos (Craven Labs e Industria
Biotest Laboratories) fueron acusados de fraude por
la EPA (Environmental Protection Agency), condenando a prisión a sus empleados
y a multas millonarias a dichos laboratorios, por falsear los datos
(12)(13)(14).
En cambio, la toxicidad del glifosato tanto en células humanas
como en especies de la flora y fauna ha sido mostrada por varios estudios
recientes, entre los cuales destacan los que muestran su efecto genotóxico
(mutagénico) demostrado por modernos procedimientos de biología molecular y
celular(15)(16)(17), así como su efecto inductor de stress oxidativo (18), daño
en células mononucleares de la sangre (19), inducción de muerte celular en
células embrionarias y placentarias (20) incluyendo la afectación de su
funcionamiento hormonal o endócrino (21).
En fin, múltiples efectos tóxicos en
la salud, demostrados en diferentes órganos y sistemas, tanto por exposiciones
accidentales e intoxicaciones como por
efectos por consumo en alimentos contaminados, son citados en diferentes
revisiones (22)(23)
En línea con lo anterior, la asociación entre la exposición a glifosato y la presencia de cáncer ha sido demostrada en diversos trabajos científicos. En sucesivos estudios epidemiológicos la asociación con linfoma no-Hodking (aumento de la frecuencia de casos en la población de sujetos expuestos, comparada con población no expuesta), fue demostrada en Suecia (24)(25)(26) y Canadá (27) y la asociación con Mieloma múltiple en EEUU (28)(29).
Tales estudios han recibido reclamos y cuestionamientos por parte de la empresa productora de las semillas y el herbicida, los mismos que fueron rebatidos ampliamente por los autores (30)(31). Por su parte, la relación entre glifosato y cáncer también fue respaldada por estudios de laboratorio en la piel de animales experimentales (32).
Por último, cabe
resaltar que la manipulación genética realizada en el maíz transgénico ha unido
el gen Bt a
otro gen, utilizado como marcador genético para monitorear el proceso de
construcción del producto transgénico, que produce resistencia a antibióticos
beta-lactámicos (incluyendo la ampicilina); la posibilidad de la incorporación
de este gen en las bacterias intestinales de quien consuma el alimento,
induciendo así la presencia de cepas resistentes a estos agentes terapéuticos (lo
que conlleva potenciales peligros en patologías infecciosas), ha sido demostrada en
modelos experimentales en condiciones controladas (33) . En este orden, debe recordarse que existen variedades de maíz (Ej.: Bt 176) que tienen tanto el gen de la
toxina Bt(CryA(b), el gen bar de un
estreptomiceto, que provee resistencia al glifosato y el gen bla TEM que codifica para una b-lactamasa que, como fue reportado, otorgaría a los microbios de la
flora intestinal resistencia a la ampicilina y a otros antibióticos b-lactámicos; lo
anterior triplica las propiedades del maíz, pero también los riesgos.
No obstante todo lo anterior, llama la atención el hecho de que para
aprobar las autorizaciones en diversos países se utilicen solo los datos de las
empresas productoras de los transgénicos como evidencia de inocuidad.
Tal fue el caso de Bolivia, que durante el gobierno de Mesa Gisbert se instruyó la aprobación de la Soya Roundup Ready , por presión de los productores, no obstante que en reuniones expresa desde la delegación de la Universidad y del Ministerio de Salud se advirtió de los riesgos (que después, fueron probados) tanto a los funcionarios de SENASAG, que esgrimieron como base científica de inocuidad precisamente los estudios de la empresa Monsanto (productora de la semilla y del glifosato), como a los del entonces Ministerio de Desarrollo Sostenible (34).
En Europa, el único país que autorizó la siembra de Transgénicos es España, con el respaldo de su Ministra de Ciencia y Tecnología, quien, interesantemente, es Presidenta de la empresa de Biotecnología Genetrix que trabaja en el tema y ha sido consejera del sector industrial en el campo biotecnológico.
Tal fue el caso de Bolivia, que durante el gobierno de Mesa Gisbert se instruyó la aprobación de la Soya Roundup Ready , por presión de los productores, no obstante que en reuniones expresa desde la delegación de la Universidad y del Ministerio de Salud se advirtió de los riesgos (que después, fueron probados) tanto a los funcionarios de SENASAG, que esgrimieron como base científica de inocuidad precisamente los estudios de la empresa Monsanto (productora de la semilla y del glifosato), como a los del entonces Ministerio de Desarrollo Sostenible (34).
En Europa, el único país que autorizó la siembra de Transgénicos es España, con el respaldo de su Ministra de Ciencia y Tecnología, quien, interesantemente, es Presidenta de la empresa de Biotecnología Genetrix que trabaja en el tema y ha sido consejera del sector industrial en el campo biotecnológico.
Por todo lo anterior queda en
evidencia que, sobre la base de abundantes datos científicos, ni los OGM´s ni
el glifosato son inocuos para los humanos, por lo que se hace totalmente
pertinente que el Estado Boliviano se suscriba al principio de precaución (35), en el marco de su misión de cuidar la
salud de la población y, como se verá más adelante, de cuidar el ecosistema y el
patrimonio genético del país.
Efectos sobre la Naturaleza
Los riesgos para el ecosistema
provienen tanto de las semillas transgénicas como del herbicida.
El polen de las plantas transgénicas se libera y puede dispersarse hasta lograr contacto con plantas no transgénicas y contaminarlas (36). Aunque algunos trabajos y opiniones personales mencionan que los pólenes viajan distancias cortas (solo centenas de metros) estudios palinológicos (37) muestran que este material biológico puede elevarse a grandes alturas y viajar enormes distancias con ayuda de las corrientes de aire y de diferentes condiciones meteorológicas(los pólenes pueden ser detectados a más de 5000 m de altura de los cultivos); el transporte también puede ser a través de vectores biológicos como insectos polinizadores.
Esto tiene consecuencias graves ya que, como se mostro en México(38) y en España(39) este flujo génico a través el polen puede llegar a producir otras variedades transgénicas a expensas de las tradicionales. La demostración científica de este hecho (con transgenes del maíz) fue realizada en cultivos en la sierra de Oaxaca, México (37); este estudio fue cuestionado por diferentes investigadores (38)(39); sin embargo, investigaciones posteriores ratificaron ampliamente los hallazgos (40 )(41 ) y en la actualidad está totalmente aceptada la existencia de contaminación por polen a variedades locales en México (43)(44).
También pudo conocerse que quienes cuestionaban la validez de estas investigaciones, ocultaban su filiación a laboratorios subsidiarios de las empresas productoras de los transgénicos (45). Ulteriores estudios dieron lugar a evaluar la complicada situación de los cultivadores mexicanos ante la presencia de los transgenes en un país en el que el maíz es de alta importancia para la seguridad alimentaria (46)(47)(48).
El polen de las plantas transgénicas se libera y puede dispersarse hasta lograr contacto con plantas no transgénicas y contaminarlas (36). Aunque algunos trabajos y opiniones personales mencionan que los pólenes viajan distancias cortas (solo centenas de metros) estudios palinológicos (37) muestran que este material biológico puede elevarse a grandes alturas y viajar enormes distancias con ayuda de las corrientes de aire y de diferentes condiciones meteorológicas(los pólenes pueden ser detectados a más de 5000 m de altura de los cultivos); el transporte también puede ser a través de vectores biológicos como insectos polinizadores.
Esto tiene consecuencias graves ya que, como se mostro en México(38) y en España(39) este flujo génico a través el polen puede llegar a producir otras variedades transgénicas a expensas de las tradicionales. La demostración científica de este hecho (con transgenes del maíz) fue realizada en cultivos en la sierra de Oaxaca, México (37); este estudio fue cuestionado por diferentes investigadores (38)(39); sin embargo, investigaciones posteriores ratificaron ampliamente los hallazgos (40 )(41 ) y en la actualidad está totalmente aceptada la existencia de contaminación por polen a variedades locales en México (43)(44).
También pudo conocerse que quienes cuestionaban la validez de estas investigaciones, ocultaban su filiación a laboratorios subsidiarios de las empresas productoras de los transgénicos (45). Ulteriores estudios dieron lugar a evaluar la complicada situación de los cultivadores mexicanos ante la presencia de los transgenes en un país en el que el maíz es de alta importancia para la seguridad alimentaria (46)(47)(48).
La polinización contaminante tiene especial gravedad para nuestro país en el caso del maíz, ya que
puede significar la pérdida de un valioso patrimonio genético por ser Bolivia
uno de los centros de origen y diversificación.
Para fundamentar esto último, se debe recordar que uno de los criterios mayores para definir los centros de origen y/o diversificación de una especie es el numero de variedades o razas de la misma, adaptados en una región; bajo este criterio, al tener Bolivia 77 razas, Perú 66 y México 59 (49) es amplia la posibilidad del origen centro-andino de este cereal; lo que si queda claro es que en esta región se realizó el mayor proceso de diversificación del maíz en el mundo.
Por tanto, se esperaría que en caso de sembrarse maíz transgénico, por efecto de la contaminación polínica, en lapsos relativamente cortos se afecte el genoma de todas las variedades cultivadas y silvestres -o sea, de la especie- con lo que las características de origen podrán ser modificadas.
Esto, a su vez, tiene diferentes connotaciones culturales y sociales ya que se afecta el producto del trabajo de centurias en el manejo genético tradicional de los campesinos y pueblos indígenas de América (35). Ante esto, debe recordarse que lo anterior está previsto en el acuerdo de Cartagena que penaliza la siembra de variedades genéticamente modificadas cuando se trata de especies que en el país del que se trate es centro de origen o de diversificación y dispone medidas en contra de la afectación de los procesos agrícolas tradicionales(50)(51).
Para fundamentar esto último, se debe recordar que uno de los criterios mayores para definir los centros de origen y/o diversificación de una especie es el numero de variedades o razas de la misma, adaptados en una región; bajo este criterio, al tener Bolivia 77 razas, Perú 66 y México 59 (49) es amplia la posibilidad del origen centro-andino de este cereal; lo que si queda claro es que en esta región se realizó el mayor proceso de diversificación del maíz en el mundo.
Por tanto, se esperaría que en caso de sembrarse maíz transgénico, por efecto de la contaminación polínica, en lapsos relativamente cortos se afecte el genoma de todas las variedades cultivadas y silvestres -o sea, de la especie- con lo que las características de origen podrán ser modificadas.
Esto, a su vez, tiene diferentes connotaciones culturales y sociales ya que se afecta el producto del trabajo de centurias en el manejo genético tradicional de los campesinos y pueblos indígenas de América (35). Ante esto, debe recordarse que lo anterior está previsto en el acuerdo de Cartagena que penaliza la siembra de variedades genéticamente modificadas cuando se trata de especies que en el país del que se trate es centro de origen o de diversificación y dispone medidas en contra de la afectación de los procesos agrícolas tradicionales(50)(51).
Por su parte, la erosión genética que sobreviene por la tendencia
natural de los cultivadores a sembrar una variedad (por sus ventajas
comerciales) y olvidar las otras, se constituye en un mecanismo ampliamente
reconocido de pérdida de agro-biodiversidad, ya comprobado en otros países
(35).
Se requieren muchos esfuerzos y gastos para recuperar la siembra de variedades no comerciales, con el objeto de mantener la reserva genética que incluye variedades con diferentes ventajas y potencialidades. Entre estas potencialidades destacan aquellas que pueden permitir enfrentar las, cada vez más frecuentes, eventualidades que emergen a consecuencia, tanto del cambio climático como de las necesidades de salud en la población (nutracéuticos o alimentos con actividad medicinal). Tal situación fue reflejada en eventos recientes en Bolivia (52)
Se requieren muchos esfuerzos y gastos para recuperar la siembra de variedades no comerciales, con el objeto de mantener la reserva genética que incluye variedades con diferentes ventajas y potencialidades. Entre estas potencialidades destacan aquellas que pueden permitir enfrentar las, cada vez más frecuentes, eventualidades que emergen a consecuencia, tanto del cambio climático como de las necesidades de salud en la población (nutracéuticos o alimentos con actividad medicinal). Tal situación fue reflejada en eventos recientes en Bolivia (52)
Es importante destacar que los procedimientos de aplicación del herbicida - particularmente en los grandes monocultivos en los que la fumigación es por avión- constituyen mecanismos de contaminación a personas, especies vegetales (se eliminan todas las que entran en contacto), animales macro y microscópicos, y microorganismos (bacterias, hongos, protozoarios) que habitan y dan vida al suelo, por lo que también se afecta el agua para el riego que arrastra el agente químico a los acuíferos superficiales y profundos.
En este orden, la pérdida de biodiversidad en áreas colindantes a los cultivos implica la disminución de los beneficios que otorgan los llamados Servicios Ecosistémicos; entre estos se puede mencionar la disminución de la captura de agua ambiental (con lo que se da lugar a procesos de disminución de humedad y sequía), la eliminación de biocontroladores naturales (especies que en su alimentación se incluyen a otras especies que son potencialmente peligrosas si exceden en cantidad en un ámbito dado), polinizadores, etc., Estos efectos pueden ser producidos tanto por la toxina Bt como por el glifosato y sus aditivos(53)(54)(55)(56)(57)(58)(59)(60).Tal afectación en algunos casos es mayor por los restos de las plantas Bt que por los propios pesticidas que usan los agricultores (61 ).
Todo lo anterior se refuerza por la práctica de siembra que acompaña al
paquete tecnológico que se compra con los transgénicos: la promoción del
monocultivo extensivo que elimina linderos de bosque y otros restos de la biodiversidad
local, lo cual en ocasiones puede conducir a la aparición de diversas plagas,
con lo que se revierte el propósito al que se pretendía llegar (62). Por su
lado, la afectación de especies animales por el herbicida también ha sido
reportada (12).
Asimismo, la esterilización del suelo por afectación de la microflora ha sido denunciada en diferentes foros en los que se ha destacado la necesidad de utilizar montos crecientes de fertilizantes para mantener su productividad. Por su parte, la presencia de ADN de las variedades transgénicas en el suelo de áreas ya cosechadas ha sido demostrada(56), con lo que puede preverse la posibilidad de que las bacterias del suelo puedan incorporar los genes extraños y transferirlos a otras plantas y microorganismos, lo que incrementaría los riesgos de contaminación horizontal.
Asimismo, la esterilización del suelo por afectación de la microflora ha sido denunciada en diferentes foros en los que se ha destacado la necesidad de utilizar montos crecientes de fertilizantes para mantener su productividad. Por su parte, la presencia de ADN de las variedades transgénicas en el suelo de áreas ya cosechadas ha sido demostrada(56), con lo que puede preverse la posibilidad de que las bacterias del suelo puedan incorporar los genes extraños y transferirlos a otras plantas y microorganismos, lo que incrementaría los riesgos de contaminación horizontal.
No obstante todo lo anterior, en
varios ámbitos científicos se valora ampliamente el avance tecnológico que
significan los organismos genéticamente modificados en la perspectiva de una
producción ampliada con un menor uso de pesticidas(66)(67); interesantemente
estas posiciones argumentan “el poco daño” que se puede ocasionar con estos
productos al ecosistema local, lo cual es comprensible si se considera que en
las regiones en las que reivindican su uso no existen las especies en cuestión
(maíz y soya) como patrimonio genético(Alemania y Brasil), y la afectación a
otros seres vivos no es tan importante como lo que puede significar el interés
económico para cada región.
Efectos sobre el rendimiento de la producción
Con relación al rendimiento en la producción, se asume que éste es
mayor en el maíz transgénico por su resistencia al gusano barrenador (Ostrinia
nubilabis) y al cogollero (Spodoptera frugiperda). Sin embargo, estudios recientes hechos en Argentina (68) demuestran
que el rendimiento sí se eleva, respecto a su isotipo, pero de manera no
significativa (3 %) y es menor respecto a otras variedades híbridas no
transgénicas.
Por lo demás, existen en el mercado local de productos e incusmos orgénicos agentes bioreguladores que controlan a estas plagas (metarrizium y el propio Baciillus turingensis pero solo fumigado, no incorporado en el alimento) los cuales se producen en Bolivia (e, inclusive, se exportan a la Argentina) y controlan en la actualidad miles de Has. de producción orgánica (69).
Por su parte, el Instituto de Innovación Agropecuaria y Forestal INIAF) ha conseguido semillas de rendimiento mayor a las semillas del maíz transgénico (70) que ya se están reproduciendo y bien puede ser utilizada en las siguientes siembras.
Todo lo anterior muestra que la soberanía alimentaria (no dependencia del exterior), que incluye la necesidad de producir nuestra semilla, esta abiertamente enfrentada a la siembra de alimentos transgénicos ya que la semilla de éstos debe ser necesariamente comprada para cada cosecha.
Esto significa estricta dependencia de un paquete tecnológico que, además de la semilla y el herbicida, incluye todo un modo de producción que no solo no condice con lo que siempre ha realizado un pequeño productor, sino que lo introduce en un nuevo esquema abiertamente contradictorio a sus conocimientos ancestrales, que son los responsables de la conservación y expansión de la agro-biodiversidad de la cual disfruta actualmente el mundo. Por lo demás, si el productor utiliza unidades reproductivas sin pagar, puede ser enjuiciado. Esto mismo puede ocurrir si se contamina involuntariamente el maíz convencional y en él se encuentran genes de las semillas transgénicas, tal como lo muestran ejemplos ocurridos en México y en España (34)(35).
Por lo demás, existen en el mercado local de productos e incusmos orgénicos agentes bioreguladores que controlan a estas plagas (metarrizium y el propio Baciillus turingensis pero solo fumigado, no incorporado en el alimento) los cuales se producen en Bolivia (e, inclusive, se exportan a la Argentina) y controlan en la actualidad miles de Has. de producción orgánica (69).
Por su parte, el Instituto de Innovación Agropecuaria y Forestal INIAF) ha conseguido semillas de rendimiento mayor a las semillas del maíz transgénico (70) que ya se están reproduciendo y bien puede ser utilizada en las siguientes siembras.
Todo lo anterior muestra que la soberanía alimentaria (no dependencia del exterior), que incluye la necesidad de producir nuestra semilla, esta abiertamente enfrentada a la siembra de alimentos transgénicos ya que la semilla de éstos debe ser necesariamente comprada para cada cosecha.
Esto significa estricta dependencia de un paquete tecnológico que, además de la semilla y el herbicida, incluye todo un modo de producción que no solo no condice con lo que siempre ha realizado un pequeño productor, sino que lo introduce en un nuevo esquema abiertamente contradictorio a sus conocimientos ancestrales, que son los responsables de la conservación y expansión de la agro-biodiversidad de la cual disfruta actualmente el mundo. Por lo demás, si el productor utiliza unidades reproductivas sin pagar, puede ser enjuiciado. Esto mismo puede ocurrir si se contamina involuntariamente el maíz convencional y en él se encuentran genes de las semillas transgénicas, tal como lo muestran ejemplos ocurridos en México y en España (34)(35).
En otro orden, debe hacerse notar que la persistencia del herbicida en
el suelo favorecida por las condiciones de sequedad y pH (propias de nuestros
suelos) afecta drásticamente a los cultivos rotacionales(71), tal circunstancia
tampoco es compatible con las prácticas tradicionales de cultivo.
Por último, será importante anotar que la C.P.E. en su Art. 409 define
que la importación de organismos transgénicos debe ser regulada por ley, lo que
significa que se debe instaurar un amplio proceso de consulta para formular la
norma que, si es el caso, pueda amparar la importación de maíz transgénico. En
tanto esto no ocurra, está vigente el Reglamento de Bioseguridad (que tiene
rango de ley al ser parte de los
componentes de nuestro país en el Acuerdo de Cartagena) que establece
que, al existir elementos que muestren falta de inocuidad para las personas o
para el ecosistema, el Estado debe adscribirse al principio de precaución que
constituye una prerrogativa de cualquier país.
Asimismo, es necesario recordar que, la afectación del patrimonio genético por este tipo de productos, es un hecho que contradice ampliamente la recientemente aprobada Ley de la Madre Tierra(Art. 7.2) y todo lo estipulado en las Decisiones de la Cumbre de los Pueblos sobre Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra ocurrida en Tiquipaya, Cochabamba, También entra en conflicto con la Ley de Regulación y Promoción de la Producción Agropecuaria y Forestal no Maderable Ecológica, y con el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (TIRFAA), del cual Bolivia es signataria.
También será importante hacer notar que al ser el maíz un producto que, en su fenotipo actual en sus centenas de variedades, ha sido logrado a lo largo de centurias por nuestros antepasados indígenas, su defensa seguramente será liderada por estos pueblos y sus dirigentes, en contra de todo interés económico vinculado a las transnacionales de las semillas, interés que (como se vio antes) ha estado siempre presente, de manera abierta o solapada, en todos los procesos de que promueven el negocio de los transgénicos a través de acuerdos con entidades locales.
Afortunadamente el presidente de ANAPO (entidad que por alguna razón aún no explicable tiene que ver con la solicitud de siembra de maíz transgénico) es de raíz indígena, lo que, se espera, balanceará el debate a favor de nuestro patrimonio genético, más aun si existen argumentos científicos que muestran ampliamente la peligrosidad del paquete que se pretende introducir.
Asimismo, es necesario recordar que, la afectación del patrimonio genético por este tipo de productos, es un hecho que contradice ampliamente la recientemente aprobada Ley de la Madre Tierra(Art. 7.2) y todo lo estipulado en las Decisiones de la Cumbre de los Pueblos sobre Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra ocurrida en Tiquipaya, Cochabamba, También entra en conflicto con la Ley de Regulación y Promoción de la Producción Agropecuaria y Forestal no Maderable Ecológica, y con el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (TIRFAA), del cual Bolivia es signataria.
También será importante hacer notar que al ser el maíz un producto que, en su fenotipo actual en sus centenas de variedades, ha sido logrado a lo largo de centurias por nuestros antepasados indígenas, su defensa seguramente será liderada por estos pueblos y sus dirigentes, en contra de todo interés económico vinculado a las transnacionales de las semillas, interés que (como se vio antes) ha estado siempre presente, de manera abierta o solapada, en todos los procesos de que promueven el negocio de los transgénicos a través de acuerdos con entidades locales.
Afortunadamente el presidente de ANAPO (entidad que por alguna razón aún no explicable tiene que ver con la solicitud de siembra de maíz transgénico) es de raíz indígena, lo que, se espera, balanceará el debate a favor de nuestro patrimonio genético, más aun si existen argumentos científicos que muestran ampliamente la peligrosidad del paquete que se pretende introducir.
Referencias
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Boric V. y Zeballos C. en representación de la Universidad Boliviana y del
Ministerio de Salud, respectivamente, hicieron notar en las reuniones del
comité de Bioseguridad que se requerían otros estudios además de los de
Monsanto, los mismos que deberán hacerse en la universidad. Esto se menciona en
el Decreto de aprobación, como condición para ratificar la autorización, pero
dichos estudios nunca se realizaron.
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55)
PROIMPA Y BIODIVERSITY
entidades dedicadas a la agro-biodiversidad han propiciado un taller para
definir estrategias para la conservación de los recursos de la
agro-biodiversidad, particularmente de las variedades no comerciales, incentivando
su siembra en las comunidades que, al margen de toda política agrícola,
realizan desde siempre la conservación in
situ del patrimonio genético de Bolivia, sin ningún tipo de reconocimiento.
Abril,2011, Hotel Presidente,La Paz, Bolivia
56) Castaldini, A..
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69)
En el mercado existen productos tales como
Probiomet (Metarrizium) Bacillus turgensis que controlan el
barrenador y el cogollero del maíz. Estos productos son aplicados de manera
creciente a la producción orgánica en diferentes regiones de Santa Cruz.
70)
Ayala C., Vino B. Reportes
recientes del Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF) dan
cuenta de las investigaciones de diversas variedades de maíz de alto
rendimiento y de otras variedades que está en planes de producción. Según el
INIAF el rendimiento por hectárea de la semilla de maíz depende de muchos
factores, los rendimiento para maíz amarillo durante la gestión 2010 fueron de
2,4 tn/ha y para maíz choclero de 2,9 tn/ha. Sin embargo, se viene
multiplicando semilla de una nueva variedad de maíz amarillo “Taiguaty”, que en condiciones favorables llega a un rendimiento de 3,5
tn/ha. El híbrido “Conquistador” del cual se viene reproduciendo sus
antecesores paternales, en una primera fase,
el mismo que en condiciones favorables puede alcanzar un rendimiento de
5,0 tn/ha. Por tanto, el
rendimiento supuesto para el maiz transgnico 4 ton/ha., es facilmete superable
por las variedades locales.
71) Compendium of Corn Diseases. The American
Phitopathological Society. Ediciones
Multiprensa. España 2004 pp69
[i] Roger Carvajal es Investigador Emérito de la UMSA, Dr.(Ph.D.) en Ciencias Biológicas
y Biomédicas (Biología Molecular) y fue Viceministro de Ciencia y Tecnología
(2006-2007). Actualmente integra el Comité Científico de Biotecnología (CCB)
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