Cómo acabar con el modelo insostenible de Agricultura Capitalista



Por Jonathan Latham, 20 de septiembre de 2016

En el año 1381, por primera y única vez, el rey de Inglaterra estuvo retenido en la Torre de Londres. Las fuerzas que lo retuvieron no pertenecían a ningún ejército extranjero, sino que eran campesinos que llegaron a decapitar a Lord Canciller y al arzobispo de Canterbury, que eran, después del rey, las personalidades más destacadas del país. Más recientemente, en las elecciones presidenciales estadounidenses de 1892, surgió un movimiento populista radical (Partido del Pueblo) a favor de redistribución de la riqueza y partidario de una profunda reforma económica. Los populistas ganaron en cinco estados. Todos ellos eran de carácter rural.
La descendencia de estos rebeldes es reclamada por sindicatos y grupos de la izquierda política. Pero a lo largo de la historia, la mayor oposición contra las excesivas riquezas y los privilegios no ha venido normalmente de los habitantes de las ciudades, de los trabajadores y los sindicatos, sino de aquellos que tienen una estrecha relación con la alimentación y la tierra, lo que ahora podemos identificar como el movimiento a favor de la alimentación.


José Bové, agricultor y activista

Incluso hoy en día, en muchos países, los alimentos se han convertido en el principio organizador de los principales desafíos de las estructuras existentes. En El Salvador, el Coordinador Nacional del Movimiento de Agricultura Orgánica es Miguel Ramírez, que recientemente dijo:

“Decimos que cada metro cuadrado de tierra que se trabaja según los métodos agroecológicos es un metro de tierra liberado. Lo vemos como una herramienta para transformar las condiciones sociales y económicas de los agricultores. Los vemos como una herramienta de liberación del modelo insostenible de Agricultura Capitalista que oprime a los agricultores”.

El Movimiento de Agricultura Orgánica de El Salvador quiere ir más allá de una simple agricultura mejorada. También busca una mejora de los derechos políticos, la sostenibilidad ecológica a la largo plazo, la equidad social y la salud de la gente. Ramírez lo denomina “esta titánica pero hermosa lucha, reclamando vida para todos los salvadoreños”.

Puede que se trate de pequeños agricultores, pero tienen una gran ambición, algo compartido en todo el mundo. Pero, ¿se trata de un enfoque realista? ¿Podría este movimiento a favor de la alimentación ser el vehículo para un cambio social transformador?

La pregunta es oportuna. No hace mucho, The New York Times afirmó que los pasillos de los supermercados de los Estados Unidos están empezando a llamarse “la morgue” porque las ventas de comida basura están cayendo en picado. Por otro lado, un consultor internacional, dijo en la revista Bloomberg que “se está produciendo una auténtica paranoia”, y que las principales compañías productoras de alimentos están tomándose en serio los movimientos a favor de la alimentación.

El contexto en el que surge esta paranoia es que los movimientos a favor de la alimentación están creciendo rápidamente como un fenómeno social y político en casi todo el mundo. Sólo en los Estados Unidos, se ha producido un repentino aumento del interés por las semillas autóctonas, las cervezas artesanales, la tradición de hacer el pan, convertir el jardín en una huerta, en consumir alimentos ecológicos y una creciente oposición a los alimentos transgénicos. Al mismo tiempo, se ha producido un creciente interés por la alimentación en las redes sociales y una renovación de organizaciones como Slow Food de los Estados Unidos o el movimiento Grange, por nombrar algunos de ellos.

Incluso ocupando un espacio marginal dentro de la cadena de valor agroalimentaria, la Agroindustria ha tenido que comprar a científicos y académicos “independientes” y redes sociales para el impulsar el consumo de alimentos transgénicos y el uso de pesticidas.

Así que si hace no mucho tiempo tanto la agricultura como los alimentos no estaban de moda, de repente las personas de todo el mundo han desarrollado un repentino interés, queriendo conocer la procedencia de los alimentos y los procesos seguidos por el sistema alimentario.

Y si este cambio se está produciendo, las preguntas que hay que hacerse son: ¿Por qué? ¿Por qué ahora? Y la pregunta fundamental: ¿Hasta dónde llegará?

¿Qué dirección sigue el movimiento a favor de los alimentos?

La respuesta a estas preguntas se puede enfocar si analizamos los movimientos a favor de los alimentos desde la perspectiva de cinco piezas diferentes de un rompecabezas. De hacer esto, podremos comprobar que hay profundas razones por las cuales el movimiento a favor de los alimentos está en constante crecimiento y obteniendo éxitos.

Este análisis sugiere que el movimiento a favor de los alimentos, en comparación con otros grandes movimientos sociales del siglo XX (como los de los trabajadores, ambientalistas, de derechos civiles, sobre el clima y los movimientos feministas), tiene muchos de sus puntos fuertes, pero no sus debilidades.



Además, el movimiento a favor de los alimentos se ha convertido en un movimiento radical de una forma inesperada, y eso debido a que tiene una filosofía distinta. Esta filosofía es algo único en la historia humana y explicaría esa explosión de los movimientos a favor de los alimentos.

Del mismo modo que cualquier filosofía significativa, este movimiento desafía los patrones dominantes de pensamiento y amenaza las estructuras políticas y económicas construidas por ellos. El concreto, la filosofía del movimiento a favor de los alimentos expone las debilidades de los principios que sustentan el establishment político occidental. En términos más simples: lo puesto a la ideología Neoliberal no sería el Comunismo o el Socialismo, sino el movimiento a favor de los alimentos.

La razón es que, a diferencia de otros sistemas de pensamiento, la filosofía del movimiento a favor de los alimentos se basa en una comprensión de la biología que rige el mundo. Mientras que el Neoliberalismo y el Socialismo son ideologías, el movimiento a favor de los alimentos borra todas las ideologías (al menos en la medida de lo posible), porque todas las ideologías son, en el fondo, impedimentos para una mejor comprensión del mundo y el universo.

Reemplazando esas ideologías por unas ideas basadas en la biología, este movimiento está en condiciones de suministrar aquello de lo que la sociedad carece: mecanismos para armonizar las necesidades humanas con las necesidades de los ecosistemas y los hábitats.

Pero la filosofía del movimiento de los alimentos va más allá, al reconocer que los problemas de todos nosotros, los problemas sociales, en realidad constituyen un único problema. Este movimiento representa el comienzo de un cambio ecológico y social histórico que va a transformar nuestras relaciones con los demás y con el mundo natural.

1) El movimiento de los alimentos es un movimiento sin líderes

La primera pieza importante de este rompecabezas es que este movimiento carece de líderes formales. Sus miembros más conocidos son Frances Moore Lappé, Joel Salatin, José Bové, Vandana Shiva, Wendell Berry, Michael Pollan, Jamie Olivier y otros muchos, pero son líderes en el sentido de ser líderes de opinión. A diferencia de la mayoría de los líderes, incluyendo los movimientos ecologistas, el movimiento obrero o sobre el clima, han alcanzado visibilidad por aclamación popular y el respeto hacia sus actuaciones, sus escritos o sus puntos de vista.

Personas como yo no confían en Monsanto. Tampoco confiamos en la FDA. Ni en el Ministerio de Agricultura. No confiamos en Tyson. Y no creemos en los alimentos que permanecen durante un mes en el interior de un buque mercante chino. 

¿Y el resultado? 

Cuando la gente ya no confía en sus políticos, ésta empieza a considerar el velar ella misma por su salud y bienestar. Y esto es lo que busca el movimiento local por la alimentación. 

– Joel Salatin, agricultor y activista. 

Ninguno de ellos ha establecido unos objetivos en el sentido convencional, ni una táctica, ni da órdenes, o pretende conseguir algún alto cargo. No son ni burócratas ni agentes del poder, sino líderes en el sentido confuciano en sus aspiraciones. Es una característica notable y algo sin precedentes, un movimiento social que tiene connotaciones ecológicas y anarquistas. Esto no quiere decir que no esté estructurado, ni mucho menos, sino más bien habría que hablar de que es un movimiento autoorganizado. Que esté formado por una gran cantidad de grupos y haya una falta de liderazgo no es un signo de debilidad, sino de fortaleza.

2)El movimiento de los alimentos es un movimiento de base

Una segunda, y complementaria, pieza del rompecabezas es que el movimiento de los alimentos es mucho más amplio que otros movimientos sociales. Está formado por comunidades urbanas y rurales, por ricos y pobres, por gente corriente y expertos, por cocineros domésticos y chefs famosos, agricultores y jardineros, padres y escritores, empleados y desempleados. Es decir, que cualquier persona, sea del ámbito que sea, puede contribuir, aprender o beneficiarse. La mayoría hacen las tres cosas. Es importante destacar también que casi cualquier nivel de habilidad o forma de contribución puede ser asumido por el movimiento. Por poner sólo un ejemplo: ¿en qué otros movimientos puede un niño de 14 años de edad encontrar un cierto estímulo?

Este carácter inclusivo contribuye de varias maneras a su éxito. La primera de ellas es que, a diferencia de las manifestaciones y protestas, no hay un límite para formar parte del movimiento de los alimentos. No establece ningún tipo de oposición, y cualquiera puede formar parte sin ningún tipo de impedimento. Por lo tanto, no hay exclusividad en la participación, algo que a veces se convierte en el talón de Aquiles de los movimientos sociales, pero a pesar de que sus opositores lo han tachado de elitista, no han tenido éxito en encasillarlo como tal. El príncipe Carlos forma parte de este movimiento, pero también los raperos de Oakland, el Movimiento de Campesinos sin Tierra de Brasil, los instigadores de un impuesto a las bebidas azucaradas de México y los movimientos a favor de la agricultura urbana de Detroit, Chicago y Cleveland. Tales grupos ni son de élite ni elitistas. Un análisis detenido llegaría a la conclusión de que cualquier persona puede encontrar espacio bajo el amplio paraguas, debido a que el movimiento de los alimentos no establece discriminaciones por uno u otro motivo, y menos de clase. Va más allá de las bases. La gente encuentra en este movimiento lo que busca, ya que cualquiera puede formar parte de él.

La segunda manera es que el movimiento de los alimentos carece de mínimas barreras de admisión o son inexistentes. Esta es una de las razones por las cuales ha crecido con tanta rapidez. Estos límites un tanto imprecisos hacen que el movimientos de los alimentos sea inusualmente difícil de definir, lo que ha llevado a algunos ha decir que tal movimiento no existe.

“Describo lo que está ocurriendo como el “fascismo de los alimentos”, un sistema que sólo se puede mantener a través de un control totalitario. Con las patentes de las semillas se ha establecido un sistema jurídico ilegítimo que ha creado un monopolio con las semillas. Las leyes de semillas establecen uniformidad, penalizando la diversidad y el uso de semillas de polinización abierta. A esto es lo que llamo fascismo. El hecho de demandar a los agricultores después de que hayan sido contaminados sus cultivos con semillas transgénicas, como el caso del agricultor canadiense Percy Schmeiser, es también lo que llamo fascismo. Estas pseudo leyes que penalizan la obtención artesanal de los alimentos, es otro aspecto del fascismo”. 

— Vandana Shiva, activista ambiental, científica y filósofa de la India 

3) El movimiento de los alimentos es un movimiento internacional

Un tercer atributo no convencional del movimiento de los alimentos es el de ser internacional y multilingüe. En cada lugar asume una forma diferente. The Campaign for Real Ale(Camra), Vía Campesina, los zapatistas, Slow Food y los movimientos en contra de los transgénicos son movimientos muy diferentes, pero en lugar de competir entre sí, tienen propósitos que se solapan y visiones parecidas en muchos aspectos. Esto se pudo ver el invierno pasado en la Conferencia Agrícola de Oxford, donde los productores de alimentos y los defensores de unos mejores alimentos de todo el mundo compartieron escenarios y perspectivas y el efecto fue el de complementar e inspirar a los demás.



4) El movimiento de los alimentos es un movimiento de bajo presupuesto


La cuarta característica distintiva del movimiento de los alimentos es que no necesita de mucho dinero. Puede parecer algo normal que los movimientos sociales dispongan de pocos fondos, pero en realidad es algo muy raro. El movimiento climático dispone de Tom Steyer, y el Tea Party echa mano de los hermanos Koch, el coche de Hitler, chófer, secretario privado y por supuesto sus camisas negras, financiados por Fritz Thyssen, Henry Ford y algunas de las personas más ricas de Alemania. Incluso los movimientos obreros y ecologistas disponen de unos patrocinadores ricos. Por tanto, el movimiento de los alimentos, en una situación un tanto inusual, no dispone de fundaciones filantrópicas o patrocinadores multimillonarios. En su lugar, se trata generalmente de gente corriente, individuos y pequeños grupos, y todo el dinero que han conseguido procede de aportaciones propias. Este es uno de los indicios más significativos del movimiento: espontáneo, vigoroso e impulsado internamente.

5) Un movimiento con muchos valores

La mayoría de los movimientos sociales se organizan en torno a unos valores fundamentales: derechos civiles, igualdad social o el respeto por la naturaleza. Estos son los más comunes. El movimiento de los alimentos tiene varios valores: el interés por la salud humana, el bienestar animal, la sostenibilidad agrícola, la sostenibilidad ecológica, la justicia alimentaria y poder político, pero incluso esta relación no refleja adecuadamente toda la gama de preocupaciones. Es un movimiento con una gran cantidad de componentes.

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