LA IMPORTACIÓN DE PLAGUICIDAS SUMA $us 1.237 MM EN 8 AÑOS



El último informe IBCE Cifras, del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), establece que en el período 2007-2014 las importaciones de plaguicidas sumaron un total de $us 1.237 millones por la compra de 228.000 toneladas.

La entrada de estos productos alcanzó su máximo histórico en 2014, al llegar a los $us 242 millones. El auge de las importaciones se debe principalmente al incremento de la demanda interna de fungicidas, que se multiplicó por 20 en esos ocho años.


El costo de los tres productos plaguicidas importados el pasado año se desgrana así: $us 95 millones correspondieron a herbicidas, los fungicidas rozaron los $us 83 millones y los insecticidas sumaron un total de $us 64 millones. Los países de procedencia de esta mercadería fueron encabezados por China, Argentina y Brasil. Entre los tres sumaron casi el 70% del total de productos ingresados en el país. Les siguieron Paraguay, que supuso el 8%, y Uruguay con el 7%. En cuanto a la presente gestión, las compras de plaguicidas se situaron por encima de los $us 94 millones al cabo del primer semestre y el volumen del producto registró 16.000 toneladas.

CLIMA. Luis Boller, gerente general de Agrobolivia, importadora de agroquímicos de Santa Cruz, dijo que “en Bolivia las áreas de siembra son muy afectadas por el clima” y las plagas que lleva aparejado, por lo que el crecimiento “es normal”. De acuerdo con el ejecutivo, los insumos, que incluyen el abono, los fertilizantes o los plaguicidas, representan un promedio del 30% al 40% del pasivo que enfrentan los productores agrícolas.

“2015 es un año bastante complicado para nuestro negocio y el negocio de nuestros clientes”, señaló Boller, ya que para los importadores de agroquímicos “no es importante el aumento de las importaciones” puesto que no se acompaña de mayor rentabilidad. La concurrencia de nuevos agentes comerciales en esta actividad reduce la cuota de mercado: “Los números no reflejan la situación. Qué importa si llega más producto, no es algo que aumente nuestra facturación. Hay mucha competencia”, destacó el gerente. “Productos como la soya, el maíz o el trigo sufrieron una fuerte rebaja” superior al 20%, lo que implica que el productor busque “disminuir costos” y esto “afecta a nuestro negocio” y aumenta la presión competitiva, manifestó Boller.

Aparte, Wálter Claros, técnico en aplicación de plaguicidas de la empresa Clemente Quisbert Mamani, de La Paz, estima que este año presenta dificultades “por los problemas que tiene China, que son el mercado más amplio que teníamos”. Claros indicó que la aplicación de plaguicidas de contacto, como los que maneja en su empresa, “se ha reducido mucho”. “Antes sacábamos diez contenedores por semana, hoy sacamos tres o dos”.

Emergencia del cultivo de soya

Incidencia


La emergencia de la soya y su siembra ininterrumpida aumentan la incidencia de las plagas.

Hectáreas

El cultivo de soya alcanzó 1.250.000 hectáreas entre 2013 y 2014. Ocupa el 76% del terreno de cultivo industrial y el 35,6% de toda la tierra sembrada.

Uso de este material no es extensivo

El uso de todos los recursos de que dispone el agricultor para proteger sus cultivos del ataque de plagas, que supone el manejo integrado de los cultivos, “permite aplicar plaguicidas, pero solo como último recurso y los de menor toxicidad”, explicó Omar Huisi, ingeniero agrónomo de la Fundación Plagbol.

Según Huisi, en el agro boliviano se da “una agricultura extensiva, más tecnificada por las inversiones y los costos que representa” mientras “el pequeño y mediano agricultor tienen bastantes falencias en el manejo” de cultivos. Evitar daños a la salud de productor y consumidor es el objetivo de una estrategia de este tipo, manifestó.


FUENTE: La Razón ( 1 de Septiembre 2015 )

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