Huelga Mundial contra el cambio climático: El Planeta Arde, el capitalismo lo incendia




No sólo arde el Bosque Seco Chiquitano o el Ñembi Guasu.  Arde el planeta.  Hace unos meses ardía Siberia (4.5 millones de hectáreas quemadas), las islas Canarias y Málaga en España, la sabana africana, el Ártico, y Groenlandia.  Y el pulmón del mundo, la Amazonía, sigue en llamas. 

El derretimiento de los polos y la consiguiente liberación de gas metano, las sequías, las inundaciones cada vez más frecuentes, el ascenso paulatino de las temperaturas (calentamiento Global), no es producto  ni de la ira de Dios ni de la venganza de la naturaleza. Son la consecuencia de un régimen económico y social guiado por los intereses y la angurria de una clase social minoritaria: el capitalismo y es la burguesía.

Es la clase capitalista la que está detrás de la explotación desmedida y depredadora de la naturaleza.  El capitalismo en su fase imperialista es el que saquea a los países atrasados con los métodos de extracción de materias primas más bárbaros como el fracking, la deforestación desmedida de bosques o el uso de pesticidas altamente contaminantes.  El saqueo del imperialismo a los países atrasados es para para alimentar con materias primas la producción anárquica y desmedida del capitalismo.

La destrucción de la naturaleza tiene su correlato en las invasiones y guerras imperialistas que promueve el capital para hacerse de los recursos del planeta. Genocidio, destrucción de la naturaleza, hambre y migraciones en masas es lo que nos reserva este sistema. Marx tenía razón cuando decía: “El capitalismo esta exterminando la naturaleza y al ser humano: las dos fuentes de riqueza”. 

Dan fe de esta sentencia los millones de seres humanos que se explota  en los altares del capital en India, en China, en Malasia o en cualquier rincón del mundo que pueda otorgarle suculentas ganancias a un puñado de capitalistas.  Dan fe de ello, los millones de personas condenadas a la pobreza, al desempleo y a la subalimentación, cuando esta etapa se caracteriza por la sobre producción de mercancías.  Dieron fe también, los 7 millones de personas muertas por causas vinculadas al cambio climático y o los 210 millones de migrantes climáticos a quienes se pretende frenar con vallas o muros, cuando no hay frontera alguna para el capital.

No hay salida individual

La crisis ambiental nos pone frente a la posibilidad de la extinción de la vida humana tal cual se conoce hasta hoy. Pero la salida no es individual.  No basta con decir “no gracias” a las bolsas plásticas, o que en casa ahorremos el agua (mientras la minera San Cristóbal gasta y contamina 50 mil litros de agua al día).  Intentar que asumamos que la humanidad en su conjunto es la responsable de la catástrofe del planeta, sólo pretende ocultar a los verdaderos culpables, Nosotros somos las víctimas y la salida pasa por derribar a este régimen de depredador. 

Evo-burguesìa: un pacto asesino

La convocatoria a la Huelga Mundial contra el Cambio Climático, se lanza en un momento en que Bolivia se consume en llamas ante la incapacidad e indolencia de los gobernantes.   Cuando Evo dice que los incendios de la Chiquitanía se dan en un contexto de Cambio Climático, utiliza una verdad para lavarse las manos y encubrir la responsabilidad e intereses que por detrás del incendio tiene su gobierno y sus socios burgueses de la agroindustria. Ni el Cambio Climático ni los incendios brotan del aire, no son fenómenos naturales. Son acciones provocadas por el modo voraz en que una clase explota la naturaleza. 

El dizque “socialista” Evo sigue la misma ruta que el fascista Bolsonaro. Ambos amplían la frontera agrícola en favor de los agronegocios y de la burguesía agroindustrial primario exportadora.  Ambos han flexibilizado las penas por desmontes ilegales, alentando a los desmontes y las quemas. Esta política permite visibilizar a un gobierno que va de la mano abiertamente del capitalismo agrario, de la CAO, la CAINCO, ANAPO, etc.

Las zonas incendiadas en la Chiquitania coinciden con la ampliación de la frontera agrícola para la producción ganadera. Son el capital soyero y ganadero -sus negocios de etanol y de exportación de carne a China-, es el gobierno y sus normas procapitalistas (Ley 741 y el DS 3973) quienes están detrás de las  más de 2 millones de hectáreas incendiadas y la perdida de cinco vidas humanas (a esto sumemos la inmensa cantidad de animales que han perecido).  

Cuestionamos la propiedad y la distribución de la tierra

Hay que añadir el papel que juegan las dotaciones de tierras a colonizadores. Cumplen doble función. Garantizar votos para el MAS en el marco electoral, por un lado, y ser funcionales a la ganancia de los grandes capitalistas por el otro.  La política del MAS no sólo pasa por el paquetazo de concesiones, normativas y beneficios que se le está otorgando a la burguesía agrícola.  Sino también por el mantenimiento de la gran propiedad   de la tierra en coexistencia con la pequeña propiedad de la tierra (a la que alienta con las recientes dotaciones). 

En el marco de la economía de mercado la el gobierno está alentando las pequeñas explotaciones agrícolas junto a la gran propiedad para alimentar a esta última con recursos naturales, mano de obra y habilitar nuevos mercados de tierras.  En el caso concreto de los incendios: los pequeños campesinos que queman los bosques una y otra vez (incluso a penas se van los bomberos) esperan favorecerse ampliando sus pequeñas y medias parcelas, cuyo destino está enganchado a la explotación del agronegocio y la cría de ganado y, más temprano que tarde, a la venta de estas tierras a los grandes propietarios. 

La solución pasa entonces por una reforma agraria, que elimine tanto el minifundio como el latifundio. En este caso se trata expropiar a los terratenientes de los agronegocios, y que las tierras pasen a manos del Estado para que el campesinado en su conjunto sea el que la trabaje y la haga producir en función principal de las necesidades alimentarias de los bolivianos y no de las ambiciones de una clase que produce para la exportación

Voto nulo al ambientalismo oportunista

No se puede ser ambientalista sin ser anticapitalista. Y así identificamos hoy, como oportunistas, a quienes se hacen a los ambientalistas sin cuestionar el capitalismo y a sus regímenes políticos, los de turno y los del pasado.

Hoy todos los partidos en carrera electoral quieren sacar beneficio de la tragedia y posan para la foto como los más compungidos, solidarios y comprometidos ambientalistas.   Culpan sólo al gobierno por semejante desastre (y es culpable, claro), pero nada dicen del fondo del problema.  Porque estos sólo quieren ocupar la silla presidencial y el lugar de Evo en los pactos que este tiene con la oligarquía depredadora.   Es que, con diferentes matices, siguen siendo sus representantes.  Evo, Mesa, Ortiz, Patzi, Cárdenas y Chi, son todos representantes de este régimen de explotación y depredación de la naturaleza y de las personas.  

Nosotras las mujeres…

Las mujeres trabajadoras, indígenas, estudiantes, etc. somos las más golpeadas por la de la destrucción del planeta.  El capitalismo ya nos carga con la peor parte, la doble explotación el trabajo precario, el desempleo y toda la violencia machista que se acrecienta en el marco de un panorama de crisis.  Por eso hoy muchas de nosotras están a la cabeza de las luchas ambientales y sociales.  No hay mucho para escoger, o nos sumamos a la lucha contra el capitalismo y sus regímenes políticos o dejamos que este siga su camino de destrucción.  
La consigna Revolución o Barbarie se mantiene vigente.  Decidámonos por la lucha revolucionaria. 


Revolución o Barbarie, 20 de septiembre 2019



2 comentarios:

  1. El capitalismo tiende a devorar a la naturaleza y es caníbal si no es detenido el mismo se devorará

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